¡Hola! Me ha costado mucho terminar esta entrada. El martes de la semana pasada fue mi último día de la semana 37 y era cuando debía publicarla. Pero ese día, mi hija decidió venir al mundo con 21 días de adelanto. Desde el jueves estamos en casa y las dos estamos bien: yo pletórica y recuperada y ella comiendo y durmiendo. Este es el resumen, ya compartiré en breve la maravillosa experiencia de este parto y de nuestra estancia en el hospital.

En esta semana, el bebé pesa aproximadamente 2,800 kg y mide aproximadamente 48 cm. Ya puede reaccionar a cambios de luz y oscuridad a lo largo del día. Su piel es rosada y el 8% de su peso es grasa almacenada para preparase para el momento del parto.En estas dos últimas semanas yo me sentí así (y nada me hizo sospechar de que el nacimiento de mi hija estuviera tan cerca, porque me sentía muy bien):

• En estas dos últimas semanas hice el esfuerzo de dosificar mi energía y vitalidad para no acabar al final del día tan cansada. Me propuse hacer las cosas más despacio y más o menos lo conseguí. Estaba disfrutando de paseos con mi familia y de algún desayuno con amigas. Al mismo tiempo he estado relajada porque ya lo tengo todo listo: el curso terminado, los bolsos de maternidad listos, los papeles arreglados…
• Sigo haciendo ejercicios de Kegel 3 veces al día pero el masaje perineal no lo he hecho nada más que una vez. Ha sido un propósito que no he cumplido.
• Tengo hambre y tanto el desayuno como el almuerzo son comidas que disfruto mucho porque no me producen el malestar que me produce la cena. De hecho, estoy cenando muy ligero para que no me dé tanta acidez ni reflujo. Llevo dos días cenando yogur con abundante fruta, miel, müesli y algunas nueces y me sienta de maravilla para dormir sin malestar estomacal.
• Sin novedades en el tránsito intestinal: perfecto.
• De carácter me encuentro tranquila y sosegada, con ganas de disfrutar del tiempo que me queda -qué iba a saber yo que me quedaba tan poco 😦 Me siento muy feliz, más que nunca la verdad.
• A pesar de levantarme al baño muchas veces, duermo como un tronco, no tengo pesadillas raras y creo que esta es una de las razones por la cual me ha costado bajar el nivel de actividad, porque me levanto cada día descansada y con ganas de hacer cosas.
• Los movimientos de la niña son frecuentes a lo largo del día, fuertes y secos, alternándose con periodos más o menos largos de inactividad.
• Por las mañanas me levanto con un terrible dolor de caderas que sólo se me pasa cuando llevo levantada un rato y he entrado en calor. Para intentar que no me duela tanto duermo con un cojín entre las piernas, de lado, para compensar la altura de las caderas por el volumen de la barriga.
• No me duele apenas la espalda, ni siquiera la zona lumbar. Cada mañana antes de vestirme, hago unos ejercicios sencillos de cuello y dos asanas de yoga: el perro boca abajo (para estirar piernas y espalda) y estiro la columna haciendo la vaca y el gato. Con esta rutina tan sencilla y caminar mucho a diario, he prevenido completamente los dolores de espalda, tanto musculares como óseos. No subir mucho de peso, creo que esto también influye, y a día de hoy he subido unos 12 kg.

Ya no puedo decir que iré contando cómo serán las semanas 38 a 40 😦 Yo tenía claro que no llegaba a la semana 40 (mi hija mayor nació en la semana 38) pero no imaginaba que mi bebé nacería en la semana 37. Tuve un momento de tristeza cuando llegamos a casa y fui consciente de que ya no tenía mi barriga… Sentí que me hubiera gustado tenerla dentro unas semanas más. Pero ella lo eligió así y por suerte todo salió bien. Ahora estamos todos en casa pletóricos y felices.

Muchas gracias por leer hasta aquí. Pronto mi experiencia de este parto del que puedo adelantar que fue natural y maravilloso, tal y como yo lo deseaba.