Los celos infantiles

¡Hola! La llegada de un nuevo miembro de la familia está rodeada de entusiasmo y alegría pero a veces se dan situaciones totalmente normales como los celos de los hermanos mayores. Es la actitud de los padres ante esta situación la clave para resolver los pequeños conflictos que puedan surgir.

maternidad

Mi hija mayor, que tiene 11 años y se estrena en la preadolescencia, no ha sentido muchos celos de su hermana pequeña, sin embargo no ha sido siempre así…

Hay que ponerse en lugar del niño que siente celos para comprenderlo. Esto ha sido muy determinante para nosotros a la hora de preparar la llegada de su hermana. Poniéndome en el lugar de mi hija, comprendiéndola, pude ver que en su corta vida se ha llevado ya algunos «palos»: la separación de sus padres cuando acababa de cumplir 5 años, mi relación-convivencia-matrimonio con el padre de su hermana 3 años después y dejar de ser la niña en exclusiva de su madre.

Además, para un niño, no es lo mismo un hermano pequeño que la idea de un hermano pequeño…, me explico: cuando nace el hermano pequeño, suelen reaccionar mucho mejor que cuando se les habla de la posibilidad de tener un hermano pequeño, porque su cabeza comienza a hacerse preguntas como «¿me dejarán de querer?» y ante la incertidumbre rechazan más la idea de un hermano que al hermano en sí mismo.

Cuando nos rondaba la cabeza ser padres y yo lo hablaba con mi hija, que por entonces tenía 9 años, rechazaba la idea de tener un hermanito con el argumento de que ella estaba acostumbrada a ser la pequeña de la familia y no quería perder ese papel. Manejé la situación en dos fases (anoto aquí que mi hija tiene una hermana y un hermano mayores que ella del primer matrimonio de su padre):

  • La primera fue hacerle ver que su hermano mayor siempre estuvo encantado con la idea de su nacimiento y no le importaba perder el lugar del pequeño de la familia. Se trataba de que entendiera que su llegada al mundo era motivo de alegría para todos y que nadie sintió celos de ella, para que le resultara más fácil comprenderlo fijándonse en el ejemplo de sus hermanos mayores, a los que adora.
  • La segunda fase, cuando el embarazo era una realidad, fue explicarle que en casa de su padre seguía siendo la pequeña, que en casa de mamá era la hermana mayor y que en el «cómputo general» de hermanos era la hermana del medio. Esto le hizo verdadera ilusión. También la involucramos mucho en las visitas al ginecólogo y ecografías, el arreglo del cuarto de la pequeña así como la recuperación de ropa que había sido de ella de bebé, la guardábamos juntas y yo le contaba que la recordaba nítidamente con esta y aquella ropa.

Una vez ha nacido la pequeña, las pocas situaciones de celos que se han dado han sido más con mi marido que con la hermana, pero esto ya viene de atrás y no nos sorprende, ya que es típico de las familias reconstituídas. Ella ha asumido que tengo menos tiempo que dedicarle debido a lo que demanda el bebé pero que, él, un adulto me quite tiempo… eso le cuesta más, pero con cariño y amor todo se soluciona.

De todos modos hay un par de pautas que sigo a rajatabla para que se sienta lo más atendida posible dentro de mis posibilidades:

  • No le doy responsabilidades ni la pongo al cuidado de la hermana pequeña. Como mucho le pido que le eche un ojito si tengo que ir al baño o a tender la ropa si hay alguna posibilidad de que se despierte y se ponga a llorar. Pero acepto cuando ofrece su ayuda para bañarla, cambiarle el pañal o consolarla si llora.
  • He intentado mantener algunas rutinas: desayunar con ella todos los días, llevarle la merienda y acompañarla a la biblioteca las tardes que tiene ballet después del colegio, llevarla a todos los cumpleaños a los que la invitan sus amiguitos del cole, ayudarla a estudiar y a preparar los exámenes, acompañarla a su cuarto a la hora de irse a dormir y leerle un cuento o charlar de sus cosas, estar cerca cuando se está duchando por si necesita ayuda para desenredarle el pelo…

En algunos momentos me he sentido desbordada por las circunstancias de dos hijas de necesidades tan diferentes sobre todo por querer llegar a todo… pero de momento creo que los pocos celos que ha tenido mi hija mayor han sido más bien reacciones propias de su edad y de la etapa en la que está entrando, la preadolescencia.

Gracias por leer hasta aquí 🙂 Estaré encantada de leer tus comentarios, consejos y experiencias.

 

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