¡Hola! Me gustaría compartir cómo veo yo la crianza respestuosa o en el apego pero sin agobios, ya que tanta información puede llegar a abrumar.
Cuando tuve a mi hija mayor no disponía de información ni de apoyos para este tipo de crianza. Tampoco tenía esta inquietud, por ignorancia. Si bien siempre me ha parecido que lo sucede en los primeros años de vida es esencial, esto era una convicción propia de una persona con mucha empatía y que sufre con el sufrimiento ajeno, más que un conocimiento.
Por poner un ejemplo, y sin conocer nada sobre la herida primal en aquel entonces (tema que cada vez me interesa más y aquí te dejo un enlace donde lo explican muy bien), ya me preguntaba qué consecuencias tendría de adulto el abandono de un bebé por parte de su madre en el momento del nacimiento, ya sea para darlo en adopción ya sea en circunstancias peores.
Con mi hija mayor en ocasiones me sentí que estaba haciendo las cosas en contra de mí misma, algo me decía que se podía hacer mejor, pero no encontraba ni información ni apoyos. Por ejemplo, no pude prolongar la lactancia más allá de mi vuelta al trabajo, con cinco meses ya dormía en su cuarto…
Cuando ella no había cumplido cinco años ya me había divorciado y no entraba en mis planes volver a casarme, mucho menos volver a ser madre. Pero fantaseaba con la idea de tener otro bebé y hacer las cosas de manera diferente. Y así, leyendo una revista que mi madre compraba todas las semanas, descubrí al pediatra Carlos González, y me maravillaba leer sus respuestas a las madres que le escribían porque su hijo no comía mucho o porque no quería dormir solo. Todas sus respuestas eran tan sencillas y lógicas, que mientras iba leyendo, iba tejiendo en mi mente cómo sería la crianza de ese hijo de fantasía. También tejía una sombra de melancolía por no haberlo descubierto antes. Al mismo tiempo comenzaba a ver en la calle cada vez más mamás porteando a sus bebés, más interés por lactancia materna y más reacciones contra esa alimentación infantil de farmacia y supermercado cuyo segundo ingrediente en cantidad, es el azúcar.
Bueno 😦 y de los cinco años de mi hija mayor saltamos a sus once años, que es cuando nace la pequeña y ya he conformado mi idea de lo que quiero para ella pero… tanta información resulta difícil de seguir. Además llega un momento en que la información se convierte en «dogma», que parece que si no sigues al pie de la letra ya te has salido del camino de la crianza en el apego. Y al contrario, yo creo que precisamente lo que caracteriza este tipo de crianza es en la ausencia de dogmas. Cada niño es diferente y cada niño debe recibir una crianza en el apego adaptada a su situación familiar. No es lo mismo el primer hijo que los siguientes, cuando la madre se tiene que dividir para todos y normalmente «no da avío».
Haciendo este tipo de reflexiones y huyendo no sólo de dogmas herméticos sino también de extremismos que no llevan a ninguna parte, es como se me ocurrió hacer una sencilla guía de lo que comprende una crianza respetuosa o en el apego, pero sin agobios, para que aquellas mamás, o futuras mamás, primerizas o no, que se quieran introducir en este maravilloso mundo, lo hagan con sosiego y lo más importante, disfrutando.
Estas son mis claves:
- Sigue tu instinto: aunque sientas que vas a contracorriente pero a favor de tu bebé ¡sigue tu instinto! Tu corazón y ese «algo» que se siente cuando haces las cosas conectada con lo que piensas, dices y haces te marcarán el camino adecuado.
- Tú lo eres todo: recuerda en aquellos momentos en los que te sientas muy cansada o sobrepasada por las circunstancias que tú lo eres todo para tu bebé: eres comida, calor, afecto, amor, compañía, abrigo, tranquilidad, paz… Lo que sientes es normal (criar un bebé es un ejercicio muy exigente) pero si cambias el foco desde la «queja» hacia lo importante de tu labor, notarás una satisfacción interior que puede con cualquier cansancio. Por otra parte, quejarse es normal y sano, por ello…
- Expresa la frustración, cansancio o aquello que sientas: es lo más humano y lo más normal que en algún momento te sientas sobrepasada por las circunstancias. No te lo guardes, compártelo con la persona que más cerca esté en la crianza de tu bebé (normalmente el padre) porque al fin y al cabo la crianza es cosa de los dos. No se trate de que no lo hables con tus amigas u otras madres, pero no a costa de involucrar al padre en algo que también le atañe.
- Busca tiempo para ti: la persona que comparte contigo la crianza de tu bebé debe facilitarte un tiempo para ti con la frecuencia y duración que esté dentro de las posibilidades de ambos para lo que te apetezca: dormir, darte una ducha sin prisas, salir a caminar…
- Lactancia materna: imprescindible, pero sin metas. Basta que te pongas la meta de prolongar mucho la lactancia, que si hay algún contratiempo con ella, te desanimes y no sigas. Es mejor no ponerse metas, sino únicamente comenzarla cuanto antes y bien asesorada. Ponte a tu bebé a la teta desde el primer momento. La lactancia materna no es un caminito de rosas, a menudo en los comienzos surgen complicaciones. Antes de tener a tu bebé averigua las asesoras de lactancia en tu ciudad (a mí me dieron esta información en el hospital). Participa en algún grupo de asesoras de lactancia on line (yo estoy en dos y me ha ido de maravilla). No está de más tener una guía de lactancia materna. Yo tengo «Un regalo para toda la vida» de Carlos González y he recurrido a él en muchas ocasiones ante alguna duda. Pero hay otras guías estupendas en el mercado.
- Colecho: es muy cómodo para la madre y da seguridad al bebé. Yo empecé con una mini cuna heredada en la que los primeros tres meses poco usé porque mi bebé se pasaba la noche encima de mí. Yo no me acostaba, estaba semisentada rodeada de cojines. A poco que me moviera para apoyarla en la mini cuna, lloraba. Luego poco a poco y hasta los cinco meses más o menos ya dormía en esa mini cuna a ratitos pero se quedó pequeña. Fue el momento en que compramos una cuna de barrotes de madera, regulable en altura, a la que se podía quitar un lateral e ingeniamos unos ganchos para sujetarla con la base de nuestra cama. La altura de ambos colchones es casi idéntica y como tengo mesilla de noche, pues ella no queda exactamente a la altura que yo quisiera pero aún así es muy cómodo. Cuando se despierta por las noches, me siento en la cama, le doy el pecho y cuando termina vuelve a su cuna y sigue (seguimos) durmiendo. Es muy gracioso cuando los fines de semana ella es la que nos despierta a nosotros, pasándose a nuestra cama, levantándome el pijama y poniéndose a mamar. Las siestas de la mañana y la tarde, como se duerme conmigo tomando teta, las hace en mi cama, rodeada de cojines y con los walkie puestos.
- Alimentación complementaria y BLW: mi bebé cumplió los requisitos para BLW a los seis meses. Mostraba interés por la comida, se mantenía sentada y había perdido el reflejo de extrusión. Seguí la tabla donde marcaba cada alimento nuevo y se lo daba durante tres días. Pero cuando ya llevaba variedad de alimentos introducidos, reconozco que me relajé con anotar algunas cosas, con el huevo no fui muy estricta y probé con las verduras chafadas y algún puré, y actualmente, como todo o casi todo le gusta, y prueba todo o casi todo lo que le ofrezco, pues ya no estoy pendiente si todo va entero o no. Si nosotros tomamos sopa y ella quiere, pues le doy, ya que ella sola todavía no se apaña para comer un plato de sopa. Normalmente come verduras variadas chafadas de primero y de segundo come con sus manitas lo mismo que nosotros (pollo, salmón, lentejas, tortilla, arroz, garbanzos…); de postre fruta, normalmente también con sus manitas salvo la manzana que se la doy asada en compota. Lo que cumplo a rajatabla es no obligarla nunca a comer, cuando no quiere, le quito la comida y le doy teta. También la dejo jugar con la comida aunque haga un estropicio en la cocina.
- Porteo: hemos usado el fular elástico. Ahora estamos con la mochila Mei Tai pero ambos sistemas han convivido con la silla de paseo, sin complejos. Según la ocasión o la circunstancia, ha sido más conveniente la silla que el porteo. Y no pasa nada. El porteo ha sido maravilloso cuando era muy pequeñita, recién nacida, y lloraba sin saber por qué y yo tenía que tender una lavadora o sentarme al ordenador. Luego incorporamos paseos cortos, luego recados largos y ahora con el Mei Tai pues lo usamos tanto dentro como fuera de casa, incluso se sigue durmiendo mientras la porteo. Es un placer para mí sentirla tan cerca. Lo recomiendo, pero la silla de paseo a veces es más conveniente y por tanto, necesaria.
- Toda la familia participa: este punto me encanta. En la crianza en el apego participamos todos. El papá ha ido aprendiendo por pura observación cosas como: no obligarla a comer, no dejarla llorar por nada del mundo, cargarla en brazos siempe que lo pida, dormirla en brazos, besarla, abrazarla, hacerla reír… en definitiva que se sienta muy amada. Su hermana de doce años también participa dándole mucho amor, juegos, risas…
- Brazos, besos, cariño, abrazos: todo el santo día y sin complejos. Lo mismo me da que me digan que la niña está muy apegada a nosotros, que cuando vaya al colegio no se va a adaptar, que está enganchada a la teta… Los momentos más felices de mi vida y que se me quedan grabados en lo más hondo de mi corazón son verla reír, hacerle cosquillas, jugar al pilla pilla, dormirla para la siesta y quedarme a su lado viéndola dormir, dormirla en brazos cuando le duelen los pinchazos de la vacuna y se siente mal, darle teta cuando tiene hambre pero también cuando busca refugio, abrazarla, besarla, achucharla o apapacharla como dicen mis lectoras de Perú… Esto es tan importante para su desarrollo, es tan fácil, gratis y con tantos beneficios (por ejemplo dispara la oxitocina, la hormona del amor, favoreciendo la lactancia).
Criar un bebé es duro, los dos primeros años son difíciles pero cuando tomas conciencia de que esta etapa es temporal, que el tiempo pasa muy rápido y que esta etapa no vuelve, de manera automática empiezas a disfrutar incluso en los peores momentos. Personalmente yo añoro a mi bebé en su etapa de recién nacida. Sabía (llevaba ventaja por mi hija mayor) lo rápido que esa etapa pasaría y que la echaría de menos, así que la disfruté mucho. Y hoy a sus once meses sigo disfrutando de todo lo que comparto con ella. Paso con ella casi todo el día y en ningún momento me he sentido sola, me hace una compañía tremenda y mi corazón se emociona con sus «mamá» o cuando llama al perro «di» (se llama Goldie) por no nombrar cuando veo a las hermanas juntas embelesadas la una con la otra.
Para finalizar ¿me creerías si te digo que la crianza en el apego por encima de todo no es más que cuestión de la actitud con la que afrontes esta etapa? Sí, más allá de la lactancia, el colecho, el BLW o el porteo, es la actitud de respeto y amor incondicional a tu bebé, anteponiendo atender sus necesidades por encima de todo, incluso por encima de ti misma y hacerlo además con gozo. Y tiene efecto alas de mariposa, mi relación con mi hija preadolescente ha mejorado (el respeto se extiende por todo el hogar), no discutimos tanto, ya no me enervan ni me molestan múltiples cosas que antes sí…
Muchas gracias por leer hasta aquí. Ya seas mamá o estés a punto de serlo… ¡disfruta por duro que sea! Es una etapa que cuando ya sabes que no volverá, se añora muchísimo 🙂
Cuánta razón…
El tiempo pasa muy rápido y hay que exprimir cada momento. Esos momentos quedan por siempre en nuestro corazón y en el de nuestro bebé ya que lo mejor que podemos darle en sus primeros años es todo nuestro amor y seguridad.
Comparto todo lo que cuentas Maru.
Muchos besos 🙂
Me gustaMe gusta
Muchas gracias 🙂 A veces es duro pero cambiando la mirada llegas a disfrutar hasta de no dormir 😉
Me gustaMe gusta