¡Hola! Desde el día 1 de agosto y hasta el día 8 se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna y por ello he decidido meterme en este jardín…
Para mí, e imagino que para casi la mayoría, el feminismo es un movimiento necesario aún, que busca la igualdad de derechos y deberes para hombres y mujeres, nunca a costa de una sobre otro, sino para todos sin concesiones. El movimiento feminista comenzó en los años 60 abanderando sobre todo la libertad sexual y profesional de las mujeres pero creo que en la actualidad el movimiento sigue siendo necesario trascendiendo el concepto inicial. La mujer en la actualidad ha conseguido grandes avances en su lugar dentro de la sociedad pero también somos mayoría los que pensamos que todavía queda mucho por hacer.
Mi entorno
Mi padre para mí es un ejemplo de defensa de la igualdad. Por su carácter fuerte y su forma de hablar puede parecer que mi padre es machista pero cuando se le conoce bien es evidente que no lo es, de hecho, cuando tuvo su empresa, promocionaba mujeres en puestos directivos dentro de la misma. Tuvo la suerte de criarse en una familia poco convencional para la época: mis abuelos ambos trabajaban y ambos aportaban al hogar recursos económicos y su parte en la crianza de los hijos, siendo mi abuelo el conciliador y mi abuela la que tenía más carácter. Mi abuela, como diría mi hija, «era la caña». Aprovecho para decir que la echo mucho de menos.
Mi madre, sin embargo, dice que defiende siempre a las mujeres pero algunas de sus opiniones la contradicen, de hecho, a mí me obligaba a hacerme la cama y a mi hermano no, y eso nunca pude entenderlo. Su familia era la convencional en la época, totalmente patriarcal.
la lactancia materna en la actualidad
Últimamente me inquietan mucho algunos titulares que tienen que ver con la lactancia materna como: «EEUU legaliza la lactancia en público en todos sus estados» o «teta o biberón, la cuestión que divide a las mujeres». Ambos los he leído recientemente y ambos me han causado un regusto amargo.
El primero porque me pregunto qué le pasa a una sociedad, cuán enferma debe estar, para que tenga que permitir la lactancia materna en público haciendo uso de la ley, porque aunque sólo el hecho en sí ya es asombroso, implica que anteriormente existía una prohibición.
El segundo porque intenta enfrentar a las mujeres por el tipo de crianza que eligen, sin darse cuenta además el redactor de que, muchos biberones se dan cuando la madre por falta de información y apoyos fracasa en la lactancia, sintiéndose culpable y triste por ello.
Y ambos titulares, y tantos otros como hay, surgen por la recuperación de la lactancia materna, movimiento que por suerte está creciendo contra muchos intereses económicos en favor de las madres y, por supuesto, de los niños.
el feminismo en la actualidad
Por suerte, la gran mayoría del movimiento feminista se define como yo, buscando una sociedad de individuos con derechos y deberes que se comportan adecuadamente sin tener en cuenta el género.
Sin embargo, también existen algunas corrientes radicales, que no digo yo que no hayan sido necesarias para que se recuperase el interés por el movimiento que llevaba un tiempo de capa caída, que atacan la maternidad pero sobre todo atacan la lactancia materna por considerar que esclaviza a la mujer y perpetúa el modelo patriarcal.
debemos reconciliar lactancia materna y feminismo
Mi opinión es que debemos reconciliar, y no enfrentar, maternidad y lactancia materna con feminismo.
Vamos a ver, el feminismo aboga por la libertad en su máxima expresión. La libertad de elegir, la libertad de actuar y la libertad sexual: la lactancia materna es una elección libre, es un acto de amor y, por último, es parte de la sexualidad de la mujer, entendiendo aquella como el ciclo fertilidad-reproducción-crianza, como cualquier mamífero. ¿Dónde está, pues, la incompatibilidad? Las mujeres eligen lactancia materna, igual que aquellas que eligen biberón, igual que han elegido ser madres, al menos en una sociedad libre como la nuestra. No conozco ninguna madre lactante que haya sido obligada a ello, lo hacemos por elección propia y con mucho cariño.
Dicen que es patriarcal. Lo patriarcal es que unos señores dueños de multinacionales de leche de fórmula hayan hecho creer a las mujeres durante décadas que el biberón es mejor, más práctico y que nos libera, hasta el punto que la cultura de la lactancia materna ha estado a un poco de perderse para siempre. Patriarcal es tener que elegir entre maternidad o puesto de trabajo. Patriarcal es trabajar de sol a sol, primero en el trabajo fuera de casa y luego jornadas interminables en el hogar. Patriarcal es tenernos divididas…
Dicen que esclaviza. Los primeros meses de un recién nacido son demandantes y exigentes, con teta y sin ella, pero desde luego no podemos decir que la lactancia materna empeore esta situación hasta el punto de esclavizarnos. Lo que esclaviza, económica y logísticamente, es tener que comprar leche de fórmula, normalmente cara, porque un señor decidió que era mejor para nosotras tener que cargar con biberones, tetinas, esterilizadores, agua mineral y ajustarnos a horarios rígidos. No entro aquí a recordar que la lactancia materna es mil veces mejor, las madres lactantes ya lo saben y las madres de biberón también, pero cada una hizo su elección desde su libertad y por ello puede ser tan feminista la una como la otra.
el pecho de la mujer
Cualquier persona con sensibilidad y ganas de vivir en una sociedad equilibrada de individuos con igualdad de derechos y deberes coincidirá conmigo en que la imagen de la mujer, y peor aún, en ocasiones de las niñas, está hipersexualizada: el cuerpo de la mujer como reclamo publicitario para vender cualquier cosa: un escote apretujado para vender un perfume, mujeres semidesnudas para animar un deporte, ropa de baño con relleno para niñas de hasta 9 años en algún centro comercial son algunos de los ejemplos. Esta situación envía un mensaje nefasto a las niñas («sin tetas no hay paraíso», como decía la telenovela) y a los niños (las mujeres son lo que adornan un par de tetas)…
No sólo el movimiento feminista, sino madres, padres y profesionales de la salud alertan de este hecho aspirando a eliminar ese estereotipo alrededor del cuerpo de la mujer. Pero esta lucha es estéril si no se normaliza la verdadera función de los pechos: amamantar. Y punto.
No podemos decir en aras de nuestra libertad que la función del pecho de la mujer es el goce sexual. Es una suerte que como mamíferas podamos sentir placer gracias a ellas. Pero su verdadera función es la que es y cuanto antes lo normalicemos e interioricemos, podrá conseguirse que todos rechacemos su uso hipersexualizado en la vida diaria. Por esa razón yo defiendo la lactancia materna en público. Yo misma he atravesado una sala de espera repleta de gente con mi hija de 16 meses mamando. Y mi hija de 12 años me ha visto amamantar a su hermana desde el nacimiento y hasta hoy, por la casa, en la piscina, en la playa, en su colegio… como la cosa más natural del mundo y espero que entienda que la lactancia es más que alimento: es natural, es un derecho, es libertad, es amor y es familia. Es importante que este sentimiento cale en la sociedad porque se beneficiarán todas las mujeres incluso las que por lo que sea renunciaron a su lactancia.
Me gustaría que todo el movimiento feminista apostara por la moderación en la lucha por la igualdad de derechos, por una sociedad equilibrada de individuos sin más y que no se centrara en que si la maternidad, la crianza en el apego o la lactancia son patriarcales. Las que ejercemos la maternidad en el apego con sus lactancias no somos el enemigo a combatir. Tampoco lo es la maternidad. El enemigo se llama desigualdad y se pronuncia injusticia.
Gracias por leer hasta aquí 🙂 Estaré encantada de leerte.
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