¡Hola! Practico yoga desde el año 1997. Al principio mi motivación era resolver mis problemas de espalda derivados del trabajo en oficina. Pero la sucesiva práctica me fue abriendo a un mundo donde la parte del trabajo físico era esencial pero también el trabajo mental.
Seguimos confinados hoy día 3 de abril cuando redacto esta publicación. No me quiero repetir pero tampoco lo quiero obviar. Ya hablé de esta situación aquí y aquí. Continúo…
Yoga significa “unión” y esta unión se da cuando integras en tu práctica los beneficios de trabajar la fuerza y la elasticidad de tu cuerpo con la calma, la concentración y la conciencia mental. Tuve la suerte de ser alumna de Milagro Ortiz (que ahora se dedica al Pilates con aparatos y fue la pionera en Tenerife de esta modalidad de Pilates) y a su vez de recibir formación de Narayani en una formación para profesores a la que asistí a través del Yoga Center de Madrid. Aunque en alguna etapa no haya sido constante con mi práctica, el yoga siempre ha estado presente en mi vida desde que me inicié en esta ella hace ya unos cuantos años: desde una alimentación más saludable, hasta una corrección postural voluntaria en cualquier situación (en el coche, en una silla, esperando de pie en una cola…) pasando por el disfrute de la meditación y el recogimiento para hacer una pausa mental en esta vorágine en la que se ha convertido la vida occidental.
En los años en que comencé a practicar yoga, debido a que era mucho más joven, tenía buen estado de salud, buena forma física y como siempre he tenido bastante flexibilidad, conseguí, sin querer, un nivel alto en mi práctica. Llegué a disfrutar de las asanas más complicadas e incluso en alguna ocasión forcé demasiado “la máquina”.
Por aquel entonces internet ya había llegado a mi vida pero no era aún una fuente de información como lo es hoy. En aquella etapa me gustaba mucho leer la revista Cuerpo Mente, que trataba (y trata, porque sigue y es estupenda) temas relacionados con la salud alternativa y naturista pero aportando siempre la información de la medicina convencional. Me llamó la atención un reportaje sobre yoga donde contaban que en India la incidencia del cáncer y de enfermedades de tipo autoinmune, sobre todo reumáticas, tenían una baja incidencia y la respuesta a este interrogante podría estar en la práctica frecuente de yoga así como en el elevado consumo de cúrcuma. A tal efecto, una bebida típica en India era el conocido Yogui Tea (Té Yogui) o Golden Milk (o Leche Dorada); por una cuestión de modas, ahora también se llama Cúrcuma Latte. En el año 1997 no era fácil encontrar a un precio razonable algunos ingredientes de esta maravillosa bebida así que siempre me quedé con las ganas de poder prepararla.
La cúrcuma es una especia de color naranja intenso que proviene de la molienda de una raíz seca, parecida al jengibre. Es el ingrediente que da color al curry. Tiene un sabor picante y suave. Tiene fibra y muchas vitaminas pero lo importante es la batería de propiedades de su principio activo: la curcumina. Entre sus propiedades destacan su capacidad de detener el envejecimiento celular por oxidación, de ahí su efecto anticancerígeno; nivela el azúcar en sangre; facilita la digestión; tiene propiedades antibacterianas y es un potente antiinflamatorio. La curcumina tiene una particularidad que conviene saber para poder beneficiarnos de sus propiedades: sólo se activa si se combina con la piperina de la pimienta negra, es decir, hay que consumirla junto con pimienta negra. De lo contrario, sus efectos antiinflamatorios se ven reducidos.
Hace unos meses vino mi amiga Mara Esteban por aquí para conversar sobre temas profesionales y me dijo “yo llevo el té”. Se trataba de un té “Ayurveda” que me supo a gloria, calentito y dulzón. También muy especiado. Le pedí la receta y me di cuenta de que era la base perfecta para lo que hoy es mi Yogui Té, tal y como recordaba la receta que años atrás no pude hacer por falta de medios.
Comparto contigo por aquí mi versión del Yogui Té, que a mi juicio es la versión más cercana a la original (tal y como lo toman en India) y consta de dos partes: una base y una preparación final, ambas muy sencillas.
Ingredientes
- 1 litro de leche de arroz
- 1 pétalo de anís estrellado
- Media rama de canela
- 1 trozo de jengibre fresco pelado del tamaño de medio pulgar
- 5 granos de pimienta negra
- 4 clavos de olor
- Media cucharadita de cardamomo en polvo
- 1 cucharadita de semillas de hinojo
- 1 pizca de fenogreco
Preparación
- Hervir (controlando el hervor para que no se salga) todos los ingredientes durante al menos 15 minutos. Yo normalmente lo dejo hacerse durante 25 minutos a 90º en la Thermomix, así no se sale, se espesa un poquito y absorbe los aromas y las propiedades de todas las especias.
- Se cuela y se conserva en la nevera, preferentemente en botes de cristal, durante una semana.
- Para tomarnos nuestro maravilloso Yogui Té sólo tenemos que calentar una taza de la preparación anterior con una cucharadita de aceite de coco virgen extra y otra de cúrcuma en polvo. Se puede endulzar con, por ejemplo, azúcar de coco o sirope de ágave.
Extra
- Se puede preparar con leche de vaca, de hecho, en India es con esta leche con la que preparan esta magnífica bebida.
- He probado otras leches vegetales pero la que mejor le va es la leche de arroz y la leche de arroz con coco. Ambas le proporcionan un dulzor natural muy rico.
- Las especias y el jengibre las compro a granel en el mercado. La leche arroz y coco está ya en cualquier supermercado. Con el aceite de coco es necesario recordar que, como cualquier aceite, no vale un aceite refinado (y por tanto más barato). Es necesario optar por un aceite de coco virgen extra de buena calidad. Un poco más caro, pero con sus propiedades antibacterianas intactas.
La bebida queda más amarilla que en la foto cuando se le añade la cúrcuma y hay que revolver bien de manera frecuente porque tiende a depositarse en el fondo.
Llevo ya unos meses tomando a diario una taza de Yogui Té por las tardes. Es mi momento de paz y autocuidados. He notado una mejoría desde el punto de vista digestivo, articular y sobre todo energético.
Te animo a incluir esta bebida en tu día a día acompañada de algún dulce o galleta saludable, como cualquiera de las que he publicado; aquí una recopilación y aquí la receta del bizcocho de canela. No es necesario ser un yogui para beber Yogui Té. Pero si cuidas tu alimentación, tu mente y pensamientos, tu cuerpo y te premias con esta bebida, tu salud lo agradecerá.
Muchas gracias por leer hasta aquí. Si te ha gustado la entrada, dale a me gusta o mejor aún, compártela. Estaría genial que te suscribieras, así recibirás cómodamente mis publicaciones en tu buzón.
La entrada “Yogui Tea (o Golden Milk” se publica por primera vez en http://www.diariodeunamadreeconomista.com el día 6 de abril de 2020.
Pronto podremos tomarnos otro, y disfrutar de esos encuentros.
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Tengo que probar esta receta. Hace poco compré un preparado de especias para leche o bebida vegetal con cúrcuma que es realmente delicioso y horriblemente caro, que me encanto. Con tu receta puedo disfrutarlo de un modo mucho más económico. Ya te diré que me parece 😉
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Hola, muchas gracias por tus palabras. Siempre mejor en casa. Tú controlas las cantidades, subes, bajas, en función de tus gustos y por supuesto, como bien dices, más económico y sin dejar un residuo industrial procesado detrás. Cuéntame qué tal. Yo preparo un litro cada semana y mi tacita de la merienda es sagrada 😋🥰😋🥰
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