No es un tema que me interese demasiado, pero en los últimos años esta evolución normativa de -supongo- buenas intenciones hacia la mujer, ha despertado algún recelo por mi parte.
La justicia (principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece, según una de las acepciones de la RAE) parece suficiente para garantizar la igualdad de hombres y mujeres. Sin embargo, en esa búsqueda de la igualdad por parte de políticos y legisladores, no se va al fondo del asunto y se hace más propaganda que otra cosa. ¿De qué le vale a una mujer que el padre de su criatura tenga una baja de paternidad de misma duración que la de ella si lo que realmente quiere la madre es estar el primer año con su hijo? Si preguntamos a las madres, la mayoría preferiría tener garantizado estar el primer año de vida con su bebé a costa de una menor duración de la baja de paternidad, sin riesgo de pérdida de puesto de trabajo.
Las cuotas de paridad obligan a empresas y otras organizaciones a contar en puestos de responsabilidad el mismo número de hombres que de mujeres. Otra vez se deja de estudiar el fondo del asunto. ¿Por qué hay menos mujeres en puestos de responsabilidad? ¿Tiene que ver con que previamente fueron penalizadas por ser madres? ¿Tiene que ver con elecciones personales que llevan a renunciar a la vida profesional de manera temporal con la consecuente dificultad de incorporarse de nuevo a la misma? ¿O simplemente no quieren? Muchas mujeres eligen voluntariamente dedicarse a sus hijos pequeños antes que a su vida profesional. Y las causas son que el entorno no favorece nada la conciliación, por más que haya mucha propaganda sobre el asunto: horarios incompatibles, jornada partida, alto coste de algunos servicios de cuidado… Las cuotas de paridad tienen el efecto contrario: para cumplir con la dichosa cuota se contrata a mujeres que quizás no estén preparadas para ese puesto y, a la larga, eso termina perjudicando a todas las demás.
La ley de violencia de género, que ha ido acorralando al hombre por considerarlo violador en potencia, no lo digo yo, sólo hay que mirar los eslóganes en las manifestaciones por el 8M, se ha demostrado con el paso del tiempo y con su aplicación que no han servido para nada más que para que este tipo de violencia que ejercen algunos hombres sobre sus parejas o exparejas haya aumentado. No sólo han aumentado los casos, sino las muertes y la violencia contra ellas. Reducir este asunto tan complejo a “es que ahora se denuncia más que antes” es una burla hacia esas mujeres, pero también, hacia la sociedad en conjunto que pide a gritos un análisis del fenómeno en todas sus dimensiones: cultural, económica, educacional… Además, es curioso, por no decir desolador (¿y peligroso?), ver el trato que reciben por parte de los poderes políticos e informativos las víctimas que tienen la mala suerte de serlo a manos de inmigrantes ilegales en nuestro país, que campan a sus anchas con una paga mensual en el bolsillo, que pagamos todos, menos ellos.
Recientemente se ha hecho propaganda con todo el bombo y el platillo posible, de que las mujeres podemos tener dolores por la menstruación ¡menuda novedad! Lo saben nuestros maridos, hijos, padres, hermanos… todo el que ha convivido con una mujer sabe que la menstruación existe y que a veces puede ser, con perdón de la expresión, una lata. Se hace colectivismo y causa de un asunto personal que no tiene la mayor trascendencia y que en su búsqueda de no discriminar a nadie (no dejaremos a nadie atrás) se logra todo lo contrario. En primer lugar, porque la causa médica como tal ya estaba recogida en la lista de enfermedad común. En segundo lugar, el problema no está en esas mujeres que se ausenten por un dolor insoportable de menstruación, sino por todas aquellas que se ausentarán por decir que tienen un dolor de menstruación insoportable. Y, por último, yo me pregunto que qué pasa con cualquier trabajador que de repente tiene un esguince y tiene que quedarse sin cobrar la prestación de los tres primeros días. ¿No somos iguales ante la ley? Otra vez vuelven a discriminar y hacer daño a las mujeres que, con dolor menstrual, se aguantan y van a trabajar versus la caradura de turno que todos los meses se quedará 5 días en casa a costa del sufrido empresario, sin dolor y con mucha jeta. Otra vez vuelven a perjudicar a las mujeres cuando en igualdad de condiciones llegue el momento en que un empresario prefiera a un trabajador que a una trabajadora que todos los meses se puede quedar en su casa unos días con la excusa del dolor menstrual.
El INE hizo una encuesta hace un tiempo que arrojó el siguiente dato: dos de cada tres mujeres tienen menos hijos de lo que les gustaría. Y es curioso otra vez, por no decir otra vez que es desolador, asistir a esta cultura de la muerte que promete todo el aborto a granel del mundo, pero muy poca o ninguna ayuda a las mujeres que quieren ser madres. En este delirio, se ha llegado a legislar contra el rezo ante las clínicas abortivas. Qué miedo le tienen a la familia, qué miedo le tienen a ese bastión donde la persona se siente querida, segura y calmada. Puede faltarte todo, pero si tienes una familia, tienes donde agarrarte y por donde empezar a recuperarte. Las mujeres que no tienen los hijos que les gustaría tener toman esa decisión por causas normalmente económicas y profesionales en un país donde tener un trabajo digno y estable a largo plazo se ha convertido en una quimera. Pero no dejarán a nadie atrás, dicen.
Lo último y más disparatado es que cualquier hombre, con su mera palabra, puede convertirse en mujer porque así lo siente. Desde ese momento puede entrar en los baños de mujeres, puede cumplir condena en la cárcel de mujeres y puede ir al ginecólogo, aunque tenga próstata, y si no le solucionan su problema de salud, pobre del médico… según las palabras que utilice puede ser denunciado por transfobia. No me invento nada, aquí en Canarias ya ha pasado. También, hombres deportistas que en su categoría son mediocres y no despiertan ningún interés en los patrocinadores, pueden decir de la noche al día, con un simple toque de brillo de labios y algo de melena, que son mujeres y comenzar a competir en las categorías femeninas con unas condiciones físicas completamente en desproporción con sus rivales, ganando los primeros puestos y recibiendo por ello la adulación de patrocinadores, sobre todo por el morbo generado. Y el esfuerzo de años de entrenamiento de sus rivales, se va por el retrete. Se ha llegado a tal punto de locura que se quiere sustituir el término mujer por otro tan disparatado como persona menstruante, el término madre por persona que da a luz y otros delirios similares. El colmo llega cuando se pregunta a políticos que defienden estas ideologías que definan qué es una mujer y dicen que no pueden. Con razón no pueden defendernos, si no saben lo que es una mujer, una madre, una hija, una abuela o una hermana. A mí se me ocurren unas cuantas vulgaridades para definir lo que es una mujer… pero con sencillez y educación podemos afirmar que una mujer tiene dos cromosomas xx desde el día que nace hasta el día en que muere. Tiene aparato reproductor femenino: ovarios, trompas de Falopio, útero… Sus características físicas son desde no tener nuez y hasta tener unas caderas y una cintura apropiadas para gestar un bebé, rasgos más finos y voz más suave… podría seguir, pero creo que queda suficientemente claro.
No nacemos víctimas. Pongamos fin a esto entre todos.
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La entrada “Legislar contra la mujer” se publica por primera vez en http://www.diariodeunamadreeconomista.com el día 18 de julio de 2022.